La cita para el encuentro con Ramiro Pinilla era a las 11. Allí
estábamos Josep, el amigo y fotógrafo, y yo. El grupo de lectores aún no había llegado. Pasaban unos minutos cuando
vimos a Pinilla llegando, ayudándose con su bastón, y María Bengoa. “Hemos venido caminando porque Ramiro se ha
empeñado”, comenta María. “Y ¿por qué no venir caminando?”, dice él. Habían
tardado una hora desde el barrio de San Baskardo, donde vive el escritor. ( Si alguien no lo sabe, él tiene 90
años)
Una vez dentro, Sophy Villegas M.,
Coordinadora de varios clubes de lectura en Navarra hizo la presentación.
Hoy en esta visita a Getxo, vamos a cambiar las formas y nos vamos a
presentar nosotros. Somos un grupo de lectores ávidos de historias, de
conocimiento de intercambio de lecturas. Somos peregrinos en busca del Santón
de Getxo….queremos que nos transmita leyendas, vivencias, conocimientos, las
experiencias propias y ajenas, que nos hable de su Getxo natal, de cómo
vivieron la guerra, la posguerra, la transición allí.
Sabemos quién es usted...un gran humanista, un escritor meticuloso, un
hombre de ideas políticas claras, firmes y comprometido con la verdad, con sus lectores, un
trabajador incansable, enamorado de su pueblo, de sus playas y paisajes, de su
familia que ha levantado solo, vendiendo huevos, trabajando en una fábrica de
gas, en la marina mercante, y haciendo frases para cromos.
Un escritor que no se ha dejado avasallar por las editoriales, ni
seducir por los innumerables premios obtenidos entre otros el Nacional de la
Crítica Euskadi, Nacional de Narrativa, el Lan Unari del Gobierno Vasco… muchos
reconocimientos …algunos tardíos ….pero que no lo han hecho cambiar en su
trayectoria. Es un trasmisor de mitos orales, un contador de cuentos en los que
el realismo mágico está muy presente. Un
multiplicador de conocimientos a través del Taller de Narrativa donde se
han gestado y promovido muchos jóvenes talentos literarios del País Vasco, de
ahí sacó a su personaje Ernesto Maruri, al cual invitamos a nuestro Club de
Lectura de Yamaguchi en Pamplona para que nos ayudara a comprender más sus escritos.
Usted opina, que “lo bonito es no ir a
ningún lado”, no cree en nada, se confiesa ateo y agnóstico, sus libros
destilan esperanza, paz, deseos de reconciliación y mucho amor y ternura. Y es
por todo eso que estamos hoy aquí para beber de esas fuentes y seguir los pasos
de nuestros colegas de la Biblioteca de Barañain que hace seis años lo
visitaron, nosotros hacemos parte de los
clubes de lectura de Eugui, Burlada y Noain
de Navarra tomamos el testigo para contarle lo que hemos captado de sus
libros, preguntarle por lo que se le quedó en el tintero, para regar la higuera
que algún día dará brevas o higos y para contemplar sus verdes valles y colinas
rojas y darle las gracias en nombre de tantos lectores que no han podido venir
pero si disfrutan de su hermosa prosa e inconfundible estilo narrativo. Qué
gustazo tenerle como anfitrión, somos lectores privilegiados. ¡¡¡Muchas
Gracias, Ezkerrik Asko!!!
A continuación pasamos a preguntarle
por su libro La higuera, en
particular y por su obra en general. Sophy es la que nos sigue explicando
el encuentro.
Nos habla el escritor de la elaboración de
sus relatos, de los cuentos que escribe, de dónde saca los argumentos. Nos cuenta
que en Octubre saca una novela policíaca (con Sancho Bordaberri como investigador) en la que utiliza una
verdad como mentira.
Surgen preguntas de cómo escribe y nos cuenta
de la estructura de sus novelas, de sus personajes, de las fichas personales que
va creando con cada uno, de la esencia
del relato y la armonía que busca en él.
Va narrando con su voz
inconfundible sus aciertos y dificultades al escribir, nos cuenta de su marginación literaria voluntaria
durante 20 años, pero de su inquebrantable vocación de escritor. También de sus
escritores preferidos: Faulkner, García Márquez, Dickens, de John Dos Pasos, Mark Twain.
Pinilla intercala en las
respuestas sus vivencias personales, sus enfrentamientos con dos editoriales, la creación de su editorial
LIBROPUEBLO, y la venta en plazas de sus
libros en un tenderete con una pancarta que decía: “Los libros no son un
negocio”.
Entre sus recuerdos de lo que ha
escrito, los aportes de su compañera María a organizar su memoria y los
comentarios de Gustavo se nos fue la mañana. Se nos quedaron muchas
preguntas por hacer, pero Pinilla nos dejó un regusto literario en esta visita
a Getxo, nos dejó interesados en leer o
releer sus novelas y cuentos, en conocer su
ciudad de donde saca sus historias y su sabiduría como ese gran escritor
que admiramos y deseamos que muchos más lectores se acerquen a él. Vale la
pena, Pinilla no defrauda, ni como escritor ni como persona.