Foto de BRUNO FERNÁNDEZ.
La pequeña librería ANTARES
de Jesús del Río - librería BELTZA de Sancho Bordaberri - fue, durante algún
tiempo, lugar de reunión del taller de
escritura que Pinilla había ideado.
Nació el taller en 1978 “con el propósito de reunir a todos
aquellos que sintiesen vocación por la escritura” “Ha sido escenario de lecturas, discusiones y
críticas constructivas, de alegrías para muchos y desilusiones para otros”. En
él “se lee, se habla, se escucha, se aprende de los demás, y, a veces,
sorprendentemente, de uno mismo” “La libertad, la relación amistosa, la ilusión
y el temor, la crítica… son los primeros puntos de nuestro inexistente programa”.
(Notas sacadas de la contraportada del libro Al alba del amor y de la ira, 1982 de
Mario Montenegro, asistente al taller y poeta. Me asegura Ernesto Maruri, otro
asistente al taller durante varios años, que son palabras escritas por Ramiro
Pinilla)
Van pasado los años, ya son
veinte, y el taller continúa. Así es como Jesús del Río, el librero de ANTARES,
explica en GALEA, la revista creada por Pinilla, la trayectoria y espíritu. (La
foto de cabecera y el texto que sigue son de finales de los 90. Los encontré
inesperadamente en el Facebook de Margarita Bravo(¿tallerista también?) El
título del artículo es EL TALLER DE ALGORTA.- (Creo que Pinilla, desde la otra
orilla, me ha echado una mano).
“(…) Los
ciudadanos de esta república de las letras no necesitan usar carné y mucho
menos pagar algún impuesto, y ejercen su libertad apareciendo y desapareciendo
cuando quieren (o tienen tiempo). Los hay que vienen una sola vez, mientras que
otros repiten asistencia con matemática regularidad.(…)
Tras haber
comenzado su andadura en una de las salas del Aula de Cultura, sus reuniones
han intrigado a chiquiteros y amas de casa con el café de media tarde en buena
parte de los bares de Algorta. En los últimos tiempos extrañan a los viandantes
que se asoman los lunes a partir de las ocho de la tarde al escaparate de la
librería Antares. Y aun después, cuando el librero echa la persiana pasadas las
diez de la noche, los más noctámbulos recalan en la taberna Ajuria, donde son
siempre bien recibidos, y en cuya sala celebran recitales literarios.
La mecánica del taller es bastante sencilla.
Una vez establecido el quórum, digamos media docena de personas, cada uno de
los participantes lee y somete a la opinión del resto sus escritos. Éstos
resultan ser de los más variados: poemas, cuentos, fragmentos de novelas,
teatro, aforismos, etc (…)
Continuando
con el deje libertario hay que añadir que nadie en el taller es presidente ni monopoliza las reglas
de las verdades literarias, y que si las opiniones de Ramiro Pinilla son las
más escuchadas se debe a una mera cuestión de lógica.
La mayor
parte de los miembros del taller reconoce – aunque a veces a regañadientes,
porque todo su autor defiende visceralmente sus creaciones- que esta discusión
colectiva de sus escritos resulta beneficiosa”.
Y, de sitio en sitio, este taller literario, muchas veces con carácter nómada, va recalando en lonjas vacías o espacios que algún miembro o entusiasta les pone a disposición. Así hasta cumplir 36 años.
En Barcelona, en febrero de
2009, en uno de los actos en torno a la semana BC NEGRA, dedicada a la novela
negra, – era reciente la publicación del libro Solo un
muerto más –, se
celebró un coloquio con el tema: “Hay
maestros y discípulos? ¿Realmente se puede enseñar a escribir?”
El coloquio giró,
principalmente, sobre el taller literario
creado en Algorta hacía muchos años por él. En la mesa estaban Pinilla y
un asistente al taller, Willy Uribe, y dirigido
por otro lector de Pinilla, el periodista vasco Jokin Ibáñez,
Pinilla deja claro que le
disgusta ser considerado maestro de nadie. Explica que allí todos opinan sobre
lo que los otros presentan. Y como es un espacio donde no se intenta contentar
a nadie, a veces las críticas son duras. Pero se aprende a escribir.
Después de tantos años de
escritor y a pesar de los premios recibidos (Mensajero, Sitges, Nadal, Crítica,
Narrativa estatal, de Euskadi…), Pinilla se muestra fiel a los orígenes del
taller, como espacio de aprendizaje colectivo.
De aquel taller han salido,
entre otros: Willy Uribe, Jon Bilbao, María Bengoa, Lucía M. Odriozola.,Biktor
Abad, Mario Montenegro, Marta Barrón,
Ramón Benito…, escritores conocidos. ¿Hay algún otro taller literario que haya producido
tanto?
Si alguien quiere saber más de este taller, hay un texto extraordinario de Ernesto Maruri, El taller de escritura de Ramiro Pinilla: un espacio de libertad, en
el que vale la pena entrar.
http://www.ernestomaruri.com/articulo.php?id=204&tipo=3&title=ElTallerDeEscrituraDeRamiroPinillaUn
¿Qué pasará ahora con el taller sin Pinilla ? Esto le había dicho a Maruri:
Como “aquí no soy el padre ni el maestro
de nadie (…) tenéis todo a favor para continuar el taller sin mí”
Y según dijo el mismo Ernesto el día del homenaje y despedida.“Pues bien,
este lunes 27 de octubre, el taller ha celebrado su primera sesión tras su
muerte, y va a continuar”.