Ramiro Pinilla creó un Getxo literario influído por Faulkner. “Me marcó (…) un mundo abarcador pero dentro de un
territorio, que en mi caso es Getxo”
El Getxo literario de Ramiro Pinilla se inicia con Las ciegas hormigas (1961) con la playa de Arrigúnaga en el centro
de la trama (y el caserío Jáuregui, al lado) y ha finalizado su ciclo con Cadáveres en la playa (2014) con la playa de Arrigúnaga en el
centro de la historia (y la librería Beltza).
El que la playa ocupe un lugar central en las dos obras no sería de
extrañar porque ha estado presente en todas sus novelas. Es consecuencia del
hechizo que la playa le había producido de pequeño y que continuó con los años. “Arrigúnaga, siempre Arrigúnaga”, solía decir.
En su vida y en sus novelas.
Pero mi asombro ha sido total al leer el inicio de las dos novelas,
separadas por 53 años. Sus protagonistas están en La Galea bajo un viento
y lluvia persistentes. Y, al lado, la
playa, con sus tragedias.
(Las
ciegas hormigas) “Estaba junto al
padre, mirando el barco de cinco mil toneladas que sabíamos se hundiría
irremediablemente”. Unas líneas más abajo nos sitúa a padre e hijo, Sabas e Ismael Jáuregui: “A duras penas nos manteníamos en aquel borde de La Galea, a cien
metros sobre las peñas. El agua había hecho que la trinchera del padre
pareciese casi negra, de empapada que estaba.” (7, edición Destino)
(Cadáveres
en la playa) “No por ser invierno dejo de asomarme al
acantilado dos veces por semana. Es un inagotable escenario natural, como
tantos otros. (…) “ Es marzo y me azota una llovizna transversal de la que me
defiende a duras penas el chubasquero” (9) Comenta Sancho Bordaberri.
¡Curioso el principio y final del Getxo literario de Ramiro Pinilla, con Arrigúnaga siempre presente!
Habrá quien piense que esta coincidencia es un encaje caprichoso del azar... Otros pueden creer que han sido Las Parcas, aquellos seres mitológicos que tejen los hilos de las vidas de los humanos, las que han ido tejiendo los hilos de su Getxo literario hasta llegar a este final... Y habrá alguien que crea que ha sido San Baskardo, santo del que el escritor, aunque ateo, ha sido su principal hagiógrafo, el que ha guiado el boli de Pinilla en este final.
Habrá quien piense que esta coincidencia es un encaje caprichoso del azar... Otros pueden creer que han sido Las Parcas, aquellos seres mitológicos que tejen los hilos de las vidas de los humanos, las que han ido tejiendo los hilos de su Getxo literario hasta llegar a este final... Y habrá alguien que crea que ha sido San Baskardo, santo del que el escritor, aunque ateo, ha sido su principal hagiógrafo, el que ha guiado el boli de Pinilla en este final.
Alguien ha querido cerrar el ciclo de su Getxo literario donde y como empezó, en Arrigúnaga y La Galea.
¿Quién ha sido? ¿El azar? ¿Las Parcas? ¿San Baskardo?... ¡Auskalo!