jueves, 5 de junio de 2014

Los Baskardo de Sugarkea


“Un día, el tipo que se rascaba mucho la cabeza vio a Bask pisar unas uvas para beber su líquido, y no solo inventó la palabra ARDO, vino, sino que la puso detrás de BASK, y desde entonces el antecesor de Txiki Baskardo dejó de ser sólo BASK para ser BASKARDO” (Andanzas…,31)

Muchos de los que conocemos algo de su persona y vida  creemos que  estos Baskardo tienen mucho de él

¿Quiénes son estos habitantes de ese su mundo ficticio y presentes en su mundo real?
“Los Baskardo de Sugarkea, el único clan que no evoluciona a través de los milenios para entender que los inventos del fuego, la rueda, el arco y la flecha, el hierro... todos limitan la libertad. Piensan igualmente que encadenan los dioses, las religiones, las patrias, los líderes...”, le respondió Pinilla a la periodista.

. “El que es capaz de llevar una vida más o menos solitaria y elemental en muchos aspectos como diversiones, comida, amores… en todo; el que es capaz de aguantar algo así es una persona fuerte, que no tiene necesidad de aditamentos, jolgorios ni colores. Y eso para mí es el fundamento de la vida. Partiendo de ahí aparecen los Baskardo de Sugarkea, que son los que preconizan y defienden lo viejo y anterior, esos que viven varios miles de años retrasados en la evolución de la especie y el progreso social”.

Es en su libro Recuerda, oh, recuerda donde les da vida. Este título recoge una serie de breve relatos que en 1975 publicó la editorial Ediciones del Centro.  Tusquets lo incluyó en 2011  con otro conjunto de relatos bajo el título Los cuentos.

Hay un último capítulo que tiene el mismo nombre del libro Recuerda, oh recuerda. Es el más extenso y donde va dando más pinceladas sobre estos seres. Que comparten tiempo con seres contemporáneos pero que  no se sujetan a los dictados y normas de la vida municipal; como Kume Baskardo, que quita los mojones que el Ayuntamiento pone limitando las tierras y no paga las contribuciones rompiendo “los recibos ante las narices de todos los cobradores e incluso los guardias “(82); seres que (…) son “el viejo residuo de una edad olvidada viviendo un anacronismo que le hacía parecer loco y alejado de personas y cosas y rebelándose contra todas las leyes y principios actuales”…(90)

(…) Y están tan anclados en su tiempo que es fácil ver que vienen de los bosques con venados que ni los viejos del lugar han visto porque son caza de otros tiempos ya pasados para los otros humanos y sus armas son hondas, mazas de piedra o madera, o trampas. Y se les puede ver pasar, indiferentes a lo que les rodea, con su pieza cobrada al hombro por delante de La Venta camino de Sugarkea.

(…) La choza donde viven con “huecos en los muros para la vajilla de barro, y un arcón-armario y una ruda mesa y unas banquetas de leños” (92) es la de misma  de sus antepasados hace miles de años. En ella hay  un fuego que siempre está encendido pero nadie sabe en el pueblo cómo se encendió por primera vez porque los Baskardo de Sugarkea no usan ni piedras de chispas ni mixtos. Esto era lo que se decía entre las gentes de Getxo.

El clan de los Baskardo de Sugarkea “con patriarcas que todos llegaban a centenarios… cada vez más arrinconados e incomprendidos…iguales los hijos a los padres…   que tomaban su pareja por primavera, que bajaban a procrear a la mar y que todos los hijos les nacían en febrero y se morían a la hora de la bajamar… humildes y desentendidos, encerrados en su mundo de Sugarkea, no despreciando lo que no conocían ni aceptaban, sino simplemente ignorándolo” (97-98) 

 Pero hay más leyendas que circulan por Getxo. Un  bertsolari se encargará de cantarlas cuando  ve pasar a Kume Baskardo por delante de La Venta donde están celebrando un banquete con la carne de las llamas andinas muertas en la casa del marqués Camilo Bascardo, esposo de la marquesa Oiandia. De pronto le vienen a su recuerdo las leyendas que sobre el clan de los Baskardos primigenios conoce y las va cantando: la de Sabel ,inventora del fuego, la del Baskardo que luchaba contra el lenguaje inventado, los símbolos del dios sol, la del diluvio que anegó el planeta, la  llegada de los tártaros y su dios Utzi, la de la aparición del nuevo Roble en el interior del territorio, la del martirio de un Baskardo, luego santificado, la de la oposición a la construcción de una iglesia en su nombre, la del  odio del Baskardo a que su siesta fuera interrumpida por las campanadas de la iglesia, la del registro parroquial de los nacidos y bautizados… (146-158).

Son leyendas que, años más tarde, Pinilla las recoge y amplía en Andanzas de Txiki Baskardo. En 1980 aparece el libro en edición bilingüe en su editorial Libropueblo .


Y están presentes, cómo no, en la Trilogía,  unas veces  con presencia física en la narración y otras veces Pinilla hace referencia a  costumbres y modo de vida de estos Baskardo de Sugarkea.