jueves, 31 de enero de 2019

CRONICAS PINILLESCAS de “les culleres de fusta” (1)


1. En la despedida de Lluis

El día 2 de este enero nos ha dejado, se ha ido, se ha muerto Lluis. Fuimos algunas amigas y yo al tanatorio de Torelló, un pueblo de la plana de Vic, a darle un abrazo a su mujer Pilar y a despedirnos de él y decirle adiós. Nos despedimos diciéndole que nos llevábamos el recuerdo de un buen amigo. Habíamos compartido muy buenos momentos.
Pilar forma parte de un grupo de mujeres que se reúnen mensualmente para enseñar y aprender, unas de otras, recetas de cocina saladas y dulces. Acompañan la cena y la reunión con vino, blanco o tinto según lo cocinado, y muchas risas. Se bautizaron hace años con el nombre de “culleres de fusta” (cucharas de madera). Mi mujer, Loles, forma parte de él.
Los maridos quedamos al margen de estos encuentros gastronómicas, que normalmente son al atardecer y se prolongan un poco cuando anochece, pero, alguna vez, hemos tomado parte con ellas en algún otro cuando se ha realizado a mediodía, así como en alguna salida de día o de fin de semana.
En momentos como estos es donde coinicidí con él y ahí pude conocer un poco a Lluis, persona amiga de conversar, de palabra tranquila y fácil y de frases mesuradas.
En el tanatorio, además de con Pilar, nos abrazamos con Marta, que también es del grupo de “les culleres”. Y cuando los abrazos se acompañan con lágrimas, sobran las palabras. . Lluis era su “padrí”.
En la despedida estaban otras amigas de Pilar y Marta, además de algunas del grupo, que habían acudido más temprano que nosotros. En un corro íbamos desgranando recuerdos de momentos que habíamos pasado juntos, de cuándo y cómo habíamos conocido a Lluis, de cómo era…
Marta, mientras tanto, había estado recibiendo y abrazándose con otras personas, amigas y familiares, que iban llegando. Pasaron unos minutos y Marta vino a verme: “Creo que te va a gustar lo que te voy a decir”, me dijo. Yo me quedé sorprendido y con una ligera sonrisa en espera de sus palabras. Continuó: Entre los regalos que Lluis y Pilar habían preparado para familiares en estos Reyes había un libro de Ramiro Pinilla, Los cuentos. No supe qué decir, solo sonreír ya abiertamente.
Esto me tocó la fibra pinillesca y decidí que tenía que contarlo y explicar mi asombro y admiración al grupo de “les culleres” ante su implicación en la lectura de un escritor con el que yo tuve una relación literaria.
Los dos, Pilar y Lluis habían leído una de sus novelas, La higuera. Y, por lo que se ve, les debió gustar mucho el libro y el escritor. Había sido una lectura previa a la ruta literaria de Ramiro Pinilla que hice con el grupo en Getxo el pasado octubre. 

Pero esto queda para otra entrada.