miércoles, 6 de agosto de 2014

... con Pinilla en la Kultur Etxea de Villamonte




La cita para el encuentro con Ramiro Pinilla era a las 11. Allí estábamos Josep, el amigo y fotógrafo, y yo. El grupo de lectores aún  no había llegado. Pasaban unos minutos cuando vimos a Pinilla llegando, ayudándose con su bastón, y María Bengoa.  “Hemos venido caminando porque Ramiro se ha empeñado”, comenta María. “Y ¿por qué no venir caminando?”, dice él. Habían tardado una hora desde el barrio de San Baskardo, donde vive el escritor. ( Si alguien no lo sabe, él tiene 90 años)

Una vez dentro, Sophy Villegas M., Coordinadora de varios clubes de lectura en Navarra hizo la presentación.
Hoy en esta visita a Getxo, vamos a cambiar las formas y nos vamos a presentar nosotros. Somos un grupo de lectores ávidos de historias, de conocimiento de intercambio de lecturas. Somos peregrinos en busca del Santón de Getxo….queremos que nos transmita leyendas, vivencias, conocimientos, las experiencias propias y ajenas, que nos hable de su Getxo natal, de cómo vivieron la guerra, la posguerra, la transición allí.

Sabemos quién es usted...un gran humanista, un escritor meticuloso, un hombre de ideas políticas claras, firmes y comprometido  con la verdad, con sus lectores, un trabajador incansable, enamorado de su pueblo, de sus playas y paisajes, de su familia que ha levantado solo, vendiendo huevos, trabajando en una fábrica de gas, en la marina mercante, y haciendo frases para cromos.

Un escritor que no se ha dejado avasallar por las editoriales, ni seducir por los innumerables premios obtenidos entre otros el Nacional de la Crítica Euskadi, Nacional de Narrativa, el Lan Unari del Gobierno Vasco… muchos reconocimientos …algunos tardíos ….pero que no lo han hecho cambiar en su trayectoria. Es un trasmisor de mitos orales, un contador de cuentos en los que el realismo mágico está muy presente. Un  multiplicador de conocimientos a través del Taller de Narrativa donde se han gestado y promovido muchos jóvenes talentos literarios del País Vasco, de ahí sacó a su personaje Ernesto Maruri, al cual invitamos a nuestro Club de Lectura de Yamaguchi en Pamplona para que nos ayudara a comprender  más sus escritos.

Usted opina, que “lo bonito es no ir a ningún lado”, no cree en nada, se confiesa ateo y agnóstico, sus libros destilan esperanza, paz, deseos de reconciliación y mucho amor y ternura. Y es por todo eso que estamos hoy aquí para beber de esas fuentes y seguir los pasos de nuestros colegas de la Biblioteca de Barañain que hace seis años lo visitaron, nosotros  hacemos parte de los clubes de lectura de Eugui, Burlada y Noain  de Navarra tomamos el testigo para contarle lo que hemos captado de sus libros, preguntarle por lo que se le quedó en el tintero, para regar la higuera que algún día dará brevas o higos y para contemplar sus verdes valles y colinas rojas y darle las gracias en nombre de tantos lectores que no han podido venir pero si disfrutan de su hermosa prosa e inconfundible estilo narrativo. Qué gustazo tenerle como anfitrión, somos lectores privilegiados. ¡¡¡Muchas Gracias, Ezkerrik  Asko!!!



A continuación pasamos a preguntarle por su libro La higuera, en particular y por su obra en general. Sophy es la que nos sigue explicando el  encuentro.
Nos habla el escritor de la elaboración de sus relatos, de los cuentos que escribe, de dónde saca los argumentos. Nos cuenta que en Octubre saca una novela policíaca (con Sancho Bordaberri  como investigador) en la que utiliza una verdad como mentira.
 Surgen preguntas de cómo escribe y nos cuenta de la estructura de sus novelas, de sus personajes, de las fichas personales que va creando con cada uno,  de la esencia del relato y la armonía que busca en él.
Va narrando con su voz inconfundible sus aciertos y dificultades al escribir,  nos cuenta de su marginación literaria voluntaria durante 20 años, pero de su inquebrantable vocación de escritor. También de sus escritores preferidos: Faulkner, García Márquez, Dickens, de John Dos Pasos,  Mark Twain.
Pinilla intercala en las respuestas sus vivencias personales, sus enfrentamientos con dos  editoriales, la creación de su editorial LIBROPUEBLO,  y la venta en plazas de sus libros en un tenderete con una pancarta que decía: “Los libros no son un negocio”.
Entre sus recuerdos de lo que ha escrito, los aportes de su compañera María a organizar su memoria y los comentarios de  Gustavo  se nos fue la mañana. Se nos quedaron muchas preguntas por hacer, pero Pinilla nos dejó un regusto literario en esta visita a Getxo, nos dejó interesados en leer  o releer sus novelas y cuentos, en conocer su  ciudad de donde saca sus historias y su sabiduría como ese gran escritor que admiramos y deseamos que muchos más lectores se acerquen a él. Vale la pena, Pinilla no defrauda, ni como escritor ni como persona.