domingo, 13 de agosto de 2023

Luces y sombras en los VERDES VALLES

 


                                                        1923-2023   

         En el centenario del nacimiento de
      Ramiro Pinilla        




José María Pozuelos Yvancos. 100 narradores españoles de hoy. Palencia: Menoscuarto ediciones,  2010.

 José María Pozuelo Yvancos (Murcia, 1952), crítico literario y catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Murcia.

Explica el catedrático en el prólogo que ha reunido “una selección de las críticas que sobre narrativa española” publicó en el suplemento cultural del ABC durante los primeros años del siglo XXI.

Entre esas críticas, Pozuelo Yvancos comenta largamente (cada comentario ocupa entre dos y tres páginas) cada uno de los volúmenes de la trilogía Verdes valles, colinas rojas y también La higuera con sus luces y sus sombras. Cada comentario apareció  en el momento de la publicación del volumen; en él se anota el año y el número de páginas. En cada uno de los volúmenes de la trilogía hace el crítico un resumen temático que hemos obviado por razones de brevedad.


1.  La tierra convulsa, 2004, 744 páginas

“Se entiende, una vez leída esta novela, el largo silencio de Ramiro Pinilla. Porque es novela de aliento grande, de las que requieren una gestación cuidadosa”. Y aduce el profesor dos razones: una, “por su enorme extensión” y otra, “por su densidad, forzando al lector a acompañarlo en la desmesura de un proyecto, que en otras manos sería inviable quedando empequeñecidos los reproches que podrían y pueden hacérsele respecto a la prolijidad y excesivo puntillismo que alcanza a muchas de sus escenas”[...] “esta novela lee la historia toda del nacionalismo vasco como el enfrentamiento de los verdes valles, en que habitan los hombres de la madera (la sociedad rural primitiva) [...y las colinas rojas, que representan la s minas y la sociedad industrial de los hombres del hierro”.

Resalta que está “muy bien narrada”  tanto desde la perspectiva de diversos personajes como desde los registros “donde lo mítico alterna con lo histórico”. Y finaliza: “Quizá la literatura, y esta novela puede ser un ejemplo, acabe siendo lo que mejor pueda decir la historia de lo ocurrido en un lugar dorado cuando vinieron los siglos del hierro y muchos se negaron a elegir o quisieron que las viejas esencias dieran cobertura a intereses nuevos”. ( 376-378)

 

2. Los cuerpos desnudos, mayo 2005, 792 páginas

 Siendo este segundo volumen parte de una obra unitaria y con un tercer volumen previsto del mismo grosor, el autor aplaude “el arrojo  y proverbial pundonor del escritor y de sus editores”, pero , debido a su dimensión, resulta “en exceso prolija.  Podría decirse que si Ramiro Pinilla hubiera impuesto mayor contención, habría dado una obra maestra, porque es buena, pero muchos ratos se pierde en disquisiciones muy reiterativas” y en vicisitudes familiares “que llega en algunos momentos hasta la saciedad”. A nivel estilístico dice: “Continúa siendo muy eficaz la múltiple perspectiva asociada a los distintos narradores”(379-381).




3. Las cenizas del hierro, noviembre 2005, 646 páginas

Antes de entrar en el tema del tercer volumen y su valoración, hay un lamento inicial del autor en el que destaca que la separación de la publicación entre el primer y el tercer volumen “ha dificultado la claridad y la correcta intelección de lo que se lee. El lector [...] se ve obligado a titubear y se pierde en una maraña que le obliga a volver hacia atrás con excesiva frecuencia. Cosa parecida podría decirse de la crítica ”.

Después de hacer unas consideraciones sobre la trama y carácter narrativo,  pasa a hacer una valoración general de la trilogía afirmando que “ha sido devorada por su desmesura”. Y con sus luces y sus sombras destaca que “Ramiro Pinilla que es un escritor de primera fila, que ha dado una obra honesta como pocas, y con páginas antológicas, no ha cuidado la tensión necesaria, ni la jerarquía del interés del propio lector, que se ve desbordado por exceso, por sobreabundancia, a lo que colabora con demasiada frecuencia la estructura acumulativa, repetitiva, de hechos y situaciones”. Y finaliza en este claro -oscuro : “Con todo, no haber logrado en su desarrollo ser la obra maestra que el primer volumen prometía, no quiere decir que no haya que descubrirse ante un autor capaz de darnos la gran obra de su vida” (381-384).



La higuera, 2006

Comenta el crítico y catedrático en el inicio de su  comentario que el Premio Nacional de Narrativa que le dieron a Pinilla por el tercer volumen de la trilogía,  “posiblemente haya despertado un mayor interés” por esta obra “que confirma su valor literario”.

 Dedica a continuación, considerando que es un hijuelo de su obra magna, una vasta explicación a los personajes y al intríngulis de la novela, ambientada en la guerra civil. Pero más que realista, por el tema, dice el crítico que tiene “un mayor valor simbólico, al construir, una trama menos verosímil, por exagerada, pero muy eficaz: cómo el sufrimiento de culpa modifica la vida de uno de los asesinos”.

 Y al final del extenso comentario destaca los recursos usador por el novelista, “recursos casi teatrales”, “para lograr dinamismo.

 

NOTAS AL MARGEN

 1. Ese “largo silencio” que atribuye a Ramiro Pinilla en el comentario del primer volumen, que justificaría, dice, una obra de tal envergadura, tal vez no sepa el catedrático que ese silencio no fue tal, que iba escribiendo y publicando en editoriales pequeñas novelas que desembocaron en esta trilogía. “Todas mis obras desembocan en Verdes valles”, había dicho Pinilla en más de una ocasión.

- Es curioso resaltar que el apunte sobre la utilización de “recursos teatrales” que el catedrático menciona en su comentario de La higuera, Ramiro Pinilla ya lo había destapado en una conversación mantenida en 2004, cuando estaba ideando la novela. La veía cinematográfica. Y en 2017 se hizo una película basada en ella.

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