lunes, 13 de febrero de 2023

“Una breve e intensa amistad hoy desvanecida”

              

                                                    1923-2023   

                       En el centenario del nacimiento de Ramiro Pinilla 


                                                                               Rafael Conte, El pasado imperfecto, Madrid: Espasa, 1998

Rafael Conte (Zaragoza, 1935 - Madrid, 2009), periodista y crítico literario desde 1960 en varios diarios sucesivamente -Informaciones, El Sol, El País y ABC- lo que le dio un gran poder mediático. 

Aunque el libro fue publicado en 1998, sus recuerdos, como se comenta en la contraportada, son  de la década de los sesenta. Estos son:

“Fue por aquel entonces (inicios de los 60) cuando un amigo radicado en San Sebastián, José María Talavera, que organizaba un concurso literario  -los entonces llamados premios Guipúzcoa, de teatro, ensayo, poesía y novela corta- me introdujo de rondón en el jurado -de novela corta- y así tuve ocasión de conocer más de cerca a Gabriel Celaya -jurado de poesía- [] y a otro compañero del que la vida me ha separado, pero con quien trabé una breve e intensa amistad hoy desvanecida en el horizonte, aunque nunca desmentida. Se trataba de Ramiro Pinilla, que poco antes había obtenido un inesperado premio Nadal con una novela de la que conservo un gran recuerdo, Las ciegas hormigas, faulkneriana a pesar suyo, con la que inició una carrera literaria estimable que al final, a través de algunas difíciles circunstancias personales y políticas, se le deshizo entre las manos.

En otras ocasiones [] he tratado el tema de la influencia del gran escritor norteamericano en la actual novela española, que la irrupción sobre todo de la obra de Juan Benet puso de moda después de manera irresistible entre nosotros. Pues bien, creo que hubo dos precursores de dicho influjo que no han sido bien estudiados, uno Ramiro Pinilla y otro el navarro Pablo Antoñana []

Pinilla vivía en Guecho (sic), había tenido una historia familiar dolorosa, tras construirse una casa con sus propias manos, publicó después algunas novelas excelentes y poderosas -Seno, En el tiempo de los tallos verdes, El salto- antes de lanzarse a tareas editoriales muy progresistas, como la creación de la supereconómica editorial Libropueblo, que no tuvo éxito -en un país que no lee no se puede editar barato, hay que hacer todo lo contrario, creo- y se arrojó al final en brazos del contradictorio mundo “castellano-abertzale”, entre el comunismo y el vasquismo de izquierdas, donde ha dado algunas señales de vida literaria desflecada entre proyecto ambiciosos que no se cumplen y alguna presencia más lírica y subjetiva de interés, pero sin demasiada insistencia, le deseo la mejor de las fortunas”. (págs 90,91)

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NOTAS AL MARGEN:

 1. Además de recuerdos de los sesenta también rememora, en cuanto a Ramiro Pinilla se refiere, algo de los setenta: sus libros Seno (1971) y El salto (1975) y menciona la "supereconómica editorial Libropueblo" que Pinilla creó en 1978. Libropueblo (1) y Libropueblo (2). Igualmente hace mención de circunstancias políticas de Ramiro Pinilla en esta década.

Una de las causas que motivaron al escritor getxotarra la creación de la editorial que Conte menciona fue la publicación del libro Antonio B. "el ruso", ciudadano de tercera, en 1977; libro que Conte ignora y al que algunas historias de la literatura le dan una gran importancia. La siguiente entrada del blog estará dedicada, en parte, a este libro.

 2. “Las ciegas hormigas, faulkneriana a su pesar", escribe Rafael Conte. Inexplicable, a mi entender, esta afirmación del crítico ya que Pinilla comentaba que el hecho de haber sido lector de Faulkner le había dado una perspectiva totalmente diferente a su escritura y señalaba que la novela del escritor norteamericano Mientras yo agonizo había sido la que le había servido de inspiración y modelo para escribir la suya que ganó el Nadal 1960.

3. La amistad del crítico con Pinilla “tan intensa” en los sesenta se debió desvanecer poco a poco en los setenta y por completo en los ochenta y los noventa porque el famoso crítico desconoce los cuentos y novelas mencionados en la entrada anterior que Ramiro Pinilla iba escribiendo en su época de “destierro voluntario”. Son los libros que desembocarán en la trilogía Verdes valles, colinas rojas, con la que recogió un merecido reconocimiento literario.

 4. La parte final del texto de Rafael Conte me ha parecido poco menos que ininteligible cuando afirma que Pinilla se movió “entre el comunismo y el vasquismo de izquierdas, donde ha dado señales de vida literaria desflecada entre proyecto ambiciosos que no se cumplen y alguna presencia más lírica y subjetiva de interés, pero sin demasiada insistencia, le deseo la mejor de las fortunas”. La he leído y releído varias veces y sigo sin entenderla. ¡En fin!...