martes, 13 de junio de 2023

" La indeclinable actitud de ir a su aire"

 

                                                     1923-2023   

         En el centenario del nacimiento de
                 Ramiro Pinilla                                         





Santos Sanz Villanueva. La novela española durante el franquismo. Itinerarios de la anormalidad . Madrid: Editorial Gredos, 2010

Santos Sanz Villanueva deja claro en este libro que ha seguido la trayectoria literaria y personal de Ramiro Pinilla, seguramente para ser consecuente con darle la importancia literaria que debería tener y el hecho de "no tener el eco que merece", según sus palabras. Cuando el libro se publica el autor es catedrático, ya desde 1992 de la Universidad Complutense.

El capítulo III tiene por título La novela en el medio siglo y, dentro de él, en el apartado 4 analiza: Formas narrativas no mayoritarias del medio siglo. Y así comenta la obra de Ramiro Pinilla:

“Entre los más singulares narradores del medio siglo figura el bilbaíno Ramiro Pinilla (1923), nombre apenas conocido hasta hace cuatro días (o mejor, olvidado, pues no le fue ajena la notoriedad hace unas décadas) a pesar de una larga y prolífica trayectoria, galardonada en los años sesenta con premios populares (el Nadal, finalista en el Planeta). Su olvido reciente tiene un par de explicaciones. Por un lado, hace al menos un cuarto de siglo que decidió un voluntario apartamiento de la sociedad literaria y de los mecanismos habituales en la difusión de las letras; con ello rechazaba las prácticas editoriales comunes que había sufrido en su propia carne y a raíz de las cuales fundó unas fracasadas Ediciones Libropueblo con el expreso propósito de publicar a precios no comerciales. De este modo se reafirmaba en una soledad e independencia orgullosas. A esta marginalidad buscada, se añade otra razón muy distinta: el carácter de la escritura de Pinilla está fuera de los registros comunes en nuestra literatura. En la ideación, prefiere la inventiva de raíz mítica asentada entre el símbolo y la alegoría. En el estilo, se inclina a un fraseo nada sintético, faulkneriano, más cerca de Benet que de Baroja. En la problemática, le interesa un análisis antropológico que se dilata hacia los orígenes mismos de nuestra naturaleza con el ambicioso propósito de hacer una especie de epopeya de la humanidad desde su aparición en el planeta hasta estos tiempos actuales de degradación, según su manera de ver la sociedad de la era industrial.

La indeclinable actitud de Ramiro Pinilla de ir a su aire, de seguir los modelos que su gusto le ha venido dictando, la fe insobornable en la libertad del escritor como requisito básico de su trabajo y el apartamiento de capillas literarias confieren a su figura un lugar independiente en la prosa castellana de medio siglo. Tan independiente que, cuando predomina el realismo y el objetivismo, se lanza a la figuración fabulística de expresión verbal compleja (Las ciegas hormigas) y, por el contrario, cuando el realismo tradicional anda en declive da uno de los más atroces testimonios de la degradación material y moral de la España rural bajo el franquismo (Antonio B., el Rojo, ciudadano de tercera).

(...) escritor de temprana vocación que ya publicó, bajo pseudónimo, una novela policíaca, en la estela de su afición como lector, a mediados de los cuarenta, gusto al que mucho más tarde ha tributado homenaje en una obra de investigación criminal Sólo un muerto más (2009), que aborda con guiños al género, el esclarecimiento de un punto suelto e incidental de la saga de Getxo que luego comentaré, el intento de asesinato de dos hermanos. Tras aquellos remotos inicios (en los que también hizo novela popular del oeste), se dio a conocer con su nombre en 1957 con El ídolo. Una primera etapa de su obra, la que se dilata por los años sesenta y comienzos del decenio siguiente, se inscribe en el mundo imaginario y mítico de su preferencia, al cual llegó a través de la lectura absorbente y admirativa de William Faulkner, y bajo el  impacto temático y estilístico de Mientras yo agonizo. En ella figuran Las ciegas hormigas (1961), [...] En el tiempo de los tallos verdes (1969) y Seno (1971), esta última firme en su sustento fantaseador o fabulístico, aunque ahora bajo otro estímulo, el realismo mágico de la recién llegada narrativa del boom hispanoamericano.

La visión mitológica de Pinilla continua en los años setenta con ¡Recuerda, oh recuerda! (1975), obra seminal de la aludida serie (la saga de Getxo), pero que tiene un jalón testimonial en Antonio B., el Rojo, ciudadano de tercera (1977). Aquí el autor se entrega, excepcionalmente y con un trabajo sin resquicios formales o inventivos, a un realismo de corte documental y crítico que supone continuación o auténtico rescate de la literatura de denuncia del medio siglo que Pinilla no había seguido en su momento.[...] Un marginado social que había sufrido injusticias extremas desde su niñez y en la adolescencia en la alta posguerra le propuso a Pinilla contarle su vida y que este le diera forma [...] La terrible biografía de Antonio constituye un alegato contra las condiciones de vida de la España franquista.[...] Los comportamientos de las fuerzas vivas locales, la Guardia Civil, los jueces y la Iglesia, arrojan un documento social con valor de alegato y denuncia de los más nítidos y comprometidos de toda la literatura española reciente.

En cualquier caso, Antonio B. constituye una muestra del que tal vez sea el gran motivo absoluto de Pinilla, la libertad, uno de los ejes sobre los que el autor monta su gran serie mítico-legendaria-histórica sobre el País Vasco y el nacionalismo centrada en el lugar del residencia del escritor, la bilbaína localidad de Getxo.

La serie, que desemboca por el momento en una vasta trilogía, es muy compleja y se desarrolla como por impulsos de ir ampliando una materia fundacional. Le valdría la imagen de las ondas concéntricas que forman las piedras lanzadas a un estanque.

Verdes valles, colinas rojas asume con ambición faraónica el empeño de mostrar el desarrollo de la sociedad vasca desde el último tercio del siglo XIX y hasta fechas cercanas a las nuestras, ello sin olvidar, a la vez, las raíces étnicas milenarias. El moroso relato de episodios mágico-legendarios cede el protagonismo a la proyección sobre el mundo reciente de la dicotomía anunciada en el título. Dos sagas familiares de legendarios orígenes se contraponen. Por una parte la etnia de los Baskardo, asentada en su espacio primitivo, San Baskardo (territorio imaginario superpuesto a la actual Getxo), comunidad orgullosa, independiente, feroz en la defensa de sus peculiaridades. Por otra, la saga del Altube, enraizada en un medio económico y social rural. Alguien de cada una de ambas familias quebrantará la tradición propia. Los respectivos mundos que representan, la industria y el campo, entran en los convulsos tiempos contemporáneos. La historia novelesca va contraponiendo el mundo de la naturaleza y el de la industria, la tradición y la modernidad, la economía rural y la industrial, la población originaria y la emigración laboral, el tradicionalismo burgués y el socialismo. La trilogía se recrea en reconstruir el fin de un tiempo edénico y el arranque de un futuro inquietante, si no abiertamente adverso.

Esta dilatada y abarcadora panoplia de asuntos remite a las incertidumbres generales del País Vasco en la pasada centuria con ánimo abarcador de una problemática compleja. Sin entrar en matices, Pinilla se manifiesta contrario al nacionalismo en cuanto actitud sostenida sobre la fe. Apuesta por la libertad desencorsetada de esa fe que impide las decisiones independientes. Además, el referente concreto, incuestionable y básico de la novela, el País Vasco, no constriñe el sentido de esta a ese lugar específico, sino que de nuevo traza una parábola de la existencia humana en su globalidad. Semejante empeño temático se aborda con un tratamiento literario donde conviven lo legendario y lo documental, y donde las múltiples historias personales de ambiciones sin límite, amor y odio, riqueza y miseria, sirven a un retrato colectivo.

La obra de Pinilla representa, en el curso de la narrativa española de postguerra, la viabilidad de modos diferentes a la corriente mayoritaria. También aclara algo importante: que solo una inquebrantable decisión dispuesta a asumir el alto coste de mantener con firmeza una postura propia permite sobrevivir a las convenciones dominantes.

 (págs 297-301)

 NOTAS AL MARGEN:

1. El seguimiento de la andadura (en parte) de Pinilla por parte del catedrático llega hasta 2009, año de publicación de la novela policíaca Solo un muerto más, ya que, como él explica, "las referencias a las obras de los escritores comentados alcanzan hasta el día de Todos los Santos de 2009, fecha en que se cierra esta introducción". 

  2. Esta es una portada de Mientras agonizo, la obra de W. Faulkner que está en el origen de la novela de Pinilla Las ciegas hormigas.

(El carro de la portada me recuerda el carro con la carga de carbón de la familia Jauregi por la llanura de La Galea)