miércoles, 23 de marzo de 2016

El largo adiós de Pinilla en los 70… (y II)

              Pinilla hablando con un actor de la película. Al fondo, el barco de pega del decorado


En el mismo año 71, del mismo modo que con la editorial Planeta también con la editorial Destino, la promotora de los premios Nadal, que desde 1944 se concedían anualmente, tuvo Ramiro Pinilla “otra desatención”, en palabras suyas.

Un director alemán de cine quería  llevar la trama de la novela “Las ciegas hormigas”, con la que había ganado el premio Nadal 1960, a la televisión. El escritor se oponía porque la editorial le había ofrecido 15.000 pesetas. Una miseria, una burla, decía él.

Parecía que la editorial había respetado el rechazo del escritor “pero al cabo de unos meses llaman al timbre de mi casa y cuando abro, me encuentro a un director de una televisión alemana con todo el equipo de filmación diciendo que viene a hacer mi película”. Cuando Pinilla les dijo que no sabía nada, aquel director alemán, contaba Pinilla, no se lo podía creer. El escritor  se puso en contacto con la editorial y esta fue la respuesta: “No se  preocupe Pinilla, todo está en regla. Sólo entonces, explicaba el autor, me enviaron 100.00 pesetas. ¿Poco? ¿Mucho? Lo indignante era lo otro, el desprecio al autor”.

Muchas veces nos hemos preguntado sobre esa película; si habría forma de recuperarla y verla. Hay algunas fotografías del escritor con el director y actores, pero nada más. “Ignoro qué producto salió de aquel rodaje de 1971. No lo he visto nunca”.

Pero es que además, el editor había vendido los derechos de publicación de su novela en Alemania sin que Pinilla se enterase.

Este “desprecio al autor” venía de lejos, de 1961.  Con la editorial barcelonesa Destino, Pinilla había firmado un contrato que  lo calificaba de leonino. El no había leído los términos del escrito. Lo que quería era firmar y cobrar las 150.000 pesetas del premio, con las que pagaría las deudas contraídas por la construcción de su casa en Getxo. Entre las cláusulas había una que “decía que el editor sería dueño de la obra mientras en su almacén quedaran cien ejemplares. Era la posesión de ella de por vida” , explicaba Pinilla.

Y así fue durante muchos años, hasta que el editor de la Tusquets “negoció el rescate”. “Antonio López Lamadrid, que ha fallecido hace poco (2009), me dijo que quería recuperarla; si no es por ellos, hoy estaría secuestrada y de por vida”. Y así es como en enero de 2010, casi 50 años después, apareció en las librerías esta extraordinaria novela que, a pesar del paso del tiempo,  sigue sin  resentirse en su escritura.
Entre otras deslealtades o “desatenciones” de la editorial Destino explicaba Pinilla que su novela “se había traducido a 14 idiomas y yo sin enterarme. Todo por encima de mí. El autor no era nadie, no podía gestionar nada”.

Hasta aquí el maltrato que sufrió con estas dos grandes editoriales PLANETA y DESTINO que le decidieron a romper con ese mundo comercial, de gran distribución, del libro.

Pero había otra razón profunda, interior, que le empujó a este largo adiós, a su  salida del circuito comercial de los libros e inicio del largo exilio voluntario.

Y esta razón fue su ansia de libertad. “Yo tenía muy claro que para escribir libremente tenía que evadirme de los circuitos comerciales. Mi literatura es libre. Nadie me ha encargado un libro; nadie me ha pedido que quite esto o lo otro”.

 Y es entonces cuando comienza su alejamiento, su voluntaria exclusión; pero no su lucha diaria por escribir, para publicar en editoriales minoritarias que nadie recuerda  pero que le mantuvieron vivo para la escritura: Marte, Ediciones Del centro, Luis Haranburu editor, Birmingham, Los libros de la Pérgola… Hasta que con su amigo periodista Rapha Bilbao se decide a editar sus propios libros. Nace la editorial Libropueblo/herriliburu. (De esta editorial hablaremos en otra entrada)

Durante este largo adiós escribe una serie de novelas que serán el germen de su trilogía Verdes valles, colinas rojas . Estas son Recuerda, oh recuerda (1974), novela considerada por Pinilla como el embrión de Verdes Valles y  la que más le gustaba; El salto (1975) Primeras historias de la guerra interminable (1977); La gran guerra de Dª Toda (1978); Las andanzas de Txiqui Baskardo (1980); Quince años (1990); Huesos (1997). En 1986 se había publicado un libro con el título Verdes valles. Fue el último libro publicado en su editorial. “Mi idea fue pulsar en un grupo de amigos cómo sonaba ese libro, cuando sólo tenía 700 folios”.

Y por si no fuera suficiente en escribir sus propias novelas crea iniciativas para fomentar la pasión por la escritura que llevaba tan adentro. Será el promotor de la edición de una revista literaria en Getxo llamada Galea (http://getxoterritoriopinilla.blogspot.com.es/2015/10/un-ano-despues-topaketaencuentro.html)
 y la creación de un taller de escritura en Algorta que duró, con él, más de 35 años. (http://getxoterritoriopinilla.blogspot.com.es/2014/12/el-taller-literario-de-pinilla.html )

Sale de este largo exilio literario de la mano de la editorial Tusquets con la publicación en 2004, del primer volumen de la trilogía Verdes valles, colinas rojas, que es cuando decide salir de esa “marginación voluntaria”.