viernes, 28 de octubre de 2016

WALDEN, la casa de Ramiro Pinilla en el barrio de San Baskardo



...“siempre a través de esta ventana, siempre”. “He escrito Verdes Valles sin salir de este cuarto: todo ha sido imaginado”

La infancia le había pesado mucho a Ramiro Pinilla. Desde muy pequeño había estado veraneando en un caserío, el caserío Arrune, que estaba tocando a la playa de Arrigúnaga.

Cuando retornó a Bilbao y una vez  acabada la guerra civil la idea que no le abandonaba era retornar a Getxo. “En Getxo pasé mi infancia, veraneaba. Me atrae su naturaleza natural, sus playas, su mar. Humanamente, soy un enamorado de Getxo”.

En este barrio de Andra Mari (su barrio de San Baskardo) compró  una parcela de los terrenos que habían sido del caserío Uri. Un albañil y un peón y “cuatro duros” . Así es como fue construyéndole su casa mientras seguía trabajando de oficinista en la fábrica del gas, en Bilbao

En 1957 nos construimos una casita de campo en Getxo, Walden, en la que aún vivo hoy”. Esto lo escribía en  el año 1981 para el libro de la editorial Gran Enciclopedia Vasca, 100 vascos de proyección universal....

En la entrada que da al jardín y al huerto de la casa, en  la columna de la derecha que le da sostén a uno de los lados de una sencilla puerta de madera está el bloque rectangular de piedra  con el nombre grabado, WALDEN , como homenaje a H. D. Thoreau,. Lo mandó poner al albañil cuando estaban haciendo el muro exterior. Es el mismo todavía.

El premio Nadal de 1960 le sirvió para acabar  la casa y saldar deudas. Con esas 150 mil pesetas devolvió a un amigo de Bilbao 30.000 pesetas que le había prestado y  pagó la hipoteca de 50.000 pesetas de un banco; con el resto del premio, decía Pinilla que  pudo pagar algunas deudas que arrastraba.

Aquí llegó “para huir de todo”.  Ya venía con la idea de llevar una vida un tanto primitiva y en contacto con la naturaleza, defensor del anti consumismo y la vida simple. . “Para mí la tierra es volver a los orígenes de la humanidad cuando todos los hombres vivían de sus manos. Cuando era joven he vivido en Getxo de mis manos, de mi huertecito. Este volver al primitivismo lo he defendido siempre y lo he expuesto en las novelas”

 Cuando leyó a Thoreau, se reafirmó en esta idea de vida natural y sencilla. Pero además de la renuncia a la vida urbana, no sólo lo importante era  la casa solitaria, apartada… era importante la elección del lugar. Y el lugar, Getxo, le había escogido a él:.

 Y así durante muchos años vivió de lo que el huerto de alrededor de sucasa le daba y de la venta de huevos del gallinero que montó en un cobertizo detrás de la casa. Llegó a tener doscientas gallinas.

Trabajé de chupatintas en las oficinas de la fábrica de gas por las mañanas y por las tardes en una editorial infantil, FER, haciendo frases para cromos y por el estilo.   Pero en la fábrica me jubilaron muy anticipadamente, por un desprendimiento de retina, y porque tenía problemas en casa y todo eso. Me vine aquí y escribí biografías por encargo, una al mes, para sobrevivir. Y también he sido granjero, criaba gallinas y vendía huevos, y cultivaba de todo en la huerta”

Cuando la ves, notas que Pinilla no quería una casa con pretensiones, sino sencilla, como él.

Una puerta de madera en el pequeño muro de la calle da paso a unas losas que conducen hasta los tres escalones que acceden a un pequeño porche. Ahí está la puerta de entrada a la casa. Cuando entras, un pequeño pasillo te lleva inmediatamente, a la derecha, a una salita. Enfrente de la puerta está la mesa de trabajo, debajo de una ventana. La ventana por la que ha contemplado los verdes valles de Getxo “siempre a través de esta ventana, siempre”. “He escrito Verdes Valles sin salir de este cuarto: todo ha sido imaginado”

Pero  ha sido una labor dura la del escritor…Esa ventana, esa mesa y ese cuarto han sido los testigos de su lucha;  “después de 4 o 5 horas a lo sumo, el escritor, tras muchos tachones e infinidad de correcciones abandona la tarea pero eso sí, un folio al día es un triunfo”       “La labor de la escritura de solo un folio al día es muy dura, porque no sale casi nunca, hay que luchar mucho” 
“… y en cuanto acababa un capítulo, me iba a la fotocopiadora. Tenía un original en casa y la fotocopia la guardaba en el gallinero. Si se quema uno, queda el otro. Porque un buen día si va bien escribo un folio. Generalmente medio, y a veces nada o una línea

En junio de 1969  un entrevistador le preguntó: “¿Cómo es tu vida de escritor?”. Y le responde: “No tengo vida de escritor en el sentido que un albañil puede decir que tiene vida de albañil. Tengo que hacer equilibrios para proporcionarme 2 horas diarias en que poner unos ladrillos”

Desde siempre escribía con bolígrafo. Usaba bolígrafos Bic “de los de toda la vida” y de tinta azul, “la negra es más espesa” y papel grueso “para que la punta del Bic se hunda blandamente sobre la hoja”. Esto le permitía ver y leer lo que escribía. Porque Pinilla tuvo  desde los cuarenta años, problemas en la vista, “desprendimiento de retina”, que le produjeron  dificultad de visión. Dificultad sobre dificultad, pero cuando se es un escritor de raza…

En este pequeño cuarto fue gestando a lo largo de los años su mundo literario, en un único escenario, Getxo, creando ese mundo cerrado o novela infinita. 


5 comentarios:

  1. Saludos afectuosos y solidarios desde mi blog
    http://elpobrecitohabladordelsigloxxi.blogspot.com.es/2016/11/ramiro-pinilla-la-llama-oculta-1.html

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Acabo de leer tu entrada. Se me ha puesto la piel de gallina al comprobar que, tal como iba leyendo, iba asintiendo en todo lo que escribías.
      Reconforta saber que hay algunos lectores, que, como algunos de nosotros, luchan y alzan la voz por evitar la marginación de este gran escritor.
      Ha sido una gozada leerte.
      Y, de verdad, que estaré esperando impaciente tu siguiente comentario. Gracias, "pobrecito hablador".

      Eliminar
    2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

      Eliminar
  2. Gracias a vosotros por vuestra labor, manteniendo viva la memoria y la obra del gran Pinilla.
    Te he respondido en mi blog, pero aquí vuelvo a decírtelo:
    Me ha escrito a mi cuenta de correo otro admirador de la obra de Pinilla. Es de la Universidad de Alcalá y está realizando la tesis doctoral sobre "Verdes valles, colinas rojas". Ya tiene algunos artículos publicados en la revista Pasavento. Si te interesa contactar con él, escríbeme, por favor, a mi dirección de e-mail elpobrecitohabladordelsigloxxi@gmail.com

    Seguimos en contacto
    ¡Salud!

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué alegría da saber que los seguidores de don Ramiro no dejan de crecer! Aún no se le ha reconocido en la medida en que lo merece; pero todo se andará. El tiempo pone a cada cual en su sitio.

    ResponderEliminar